¿Cuál es el desafío?
Hacer noche en algún pueblo desconocido durante mi viaje en bicicleta desde Sevilla a Barcelona.
¿De qué tienes miedo y por qué?
Temor a lo desconocido, a que alguien pueda robarme o algo peor.
Miedo a la soledad.
Sin darme cuenta he sido una persona bastante controladora y aunque ahora haya conseguido liberarme en gran medida de ese yugo, cuando necesitas tener el control de alguna situación, actividades como la de hoy hacen que tu mente empiece a entender que el control no existe.
La vida fluye y es importante fluir con ella.
¿Qué tal ha ido la experiencia?
Creo recordar que ya he dormido antes en la calle, pero la diferencia está en que antes habré dormido 2-3 horas por cualquier motivo, o también con amigos, y ahora me estaba preparando para pasar una noche entera sólo en un pueblo que jamás había estado.
Durante mi viaje de Sevilla a Barcelona (que puedes ver aquí) tuve que pasar la noche en multitud de lugares y terrenos, así que gracias a ese viaje me siento totalmente confiado a dormir en la calle si es necesario, en cualquier momento.
No obstante, la primera noche fue la más difícil.
No sabía cómo organizarme y en mi mente tenía que resolver la cuestión de cómo esconder mi ordenador portátil y mi cartera. Estúpidas posesiones…
Así que después de todo me dejé de tanto planificar, extendí el saco de dormir y coloqué la maleta más importante cerca de mis pies. El resto de maletas y la bicicleta estaban sin asegurar y cualquier persona podía habérselas llevado.
Pero como siempre pasa, pensamos que nos va a pasar lo peor y la mayoría de las veces no sucede nada malo. Y si sucediera, es más pequeño que lo que imaginamos.
Los medios, internet y las historias de nuestros cuñados han hecho de nosotros una sociedad ultra-cagada, segura. Una sociedad sin ganas de aventurarse a lo desconocido, y como resultado, sin ganas de sentir la magia de la vida.
Durante toda la noche no sucedió nada malo. Ni el resto de noches que las pasé en otras calles.
La única anécdota de la noche fue que un chico joven se quedó mirando mi bicicleta y yo me percaté del sonido de sus pasos, así que me giré hacia dónde estaba él y se asustó bien fuerte.
Me costó dormirme. Mucho. Pero el aumento de confianza que gané vale mucho mas que 100 malas noches.
Como cada miedo al que me enfrento, hubiera estado genial haber vivido esa experiencia antes.
¡GUAU! Ya empiezo a sentirme más valiente 😄
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