¿Cuál es el desafío?
Ir a un bar solo.
¿De qué tienes miedo y por qué?
Sentir vergüenza, parecer ridículo por ir solo.
A grabarme en público.
¿Qué tal ha ido la experiencia?
Veréis, ayer tenía muchas ganas de conocer un bar al que nunca había ido; el Long Rock. Allí hacen música rock en directo. Lástima que no conseguí «embaucar» a ninguno de mis amigos para que fuéramos juntos.
¿Qué debía hacer entonces? Quedarme en casa sería la solución de siempre, pero estaba harto, ¿por qué no podemos hacer planes solos y solas?
Estamos tan sometidos a salir en compañía que parecemos personas raras si nos apetece salir solos a la calle. ¡Estamos saliendo con nosotros mismos!
Aún así ya podía imaginar la situación: Un chico joven y solo en un bar. Estaba cantado, el clásico «buitre». Ya solo imaginándolo se me quitaban todas las ganas de salir.
Y esta reflexión es increíble. Instantes antes estaba deseando poder ver ese concierto pero fue empezar a pensar y dar rienda suelta a la imaginación, que el miedo me invadió en forma de pereza y parálisis. Tenía que tachar este miedo en la lista.
Tomar la decisión no fue fácil, la ansiedad social parece que es uno de mis temores mas arraigados.
Además, el temor era doble porque como estoy con el proyecto #LaListaDeMiedos tengo que grabar los miedos que voy tachando de la lista. Y grabarme en público me cuesta y mucho.
Después de todo, salí y cené unos pedazos de pizza en la calle, me armé de valor y entré en el garito.
Creo que es importante mentalizarte de que cuando vayas a por algo, no hay que obcecarse con la meta final. Es como si te propones de buenas a primeras hacer 50 flexiones; si no consigues hacerlas te sientes mal y va a ser difícil volver a intentarlo porque el sentimiento de fracaso estará presente. En cambio, si vas con el ánimo de empezar a hacer flexiones disfrutaras aunque hayas acabado haciendo 5. Al entrenamiento siguiente tendrás más ganas de hacer flexiones que de la otra manera.
Como la presión era alta me dije a mí mismo que si no podía grabarme lo intentaría en otro momento o sí sentía demasiada vergüenza lo volvería a intentar en otro momento. Lo más importante era entrar en ese bar, esa ya era la victoria personal.
En cuanto a la experiencia en sí, el concierto fue divertido, el local muy original y el ambiente fue in crescendo a medida que la medianoche pasaba.
Me tomé un refresco e intenté disfrutar del concierto. No fue fácil, sentía bastante vergüenza y la lástima estaba en que el rock que sonaba no era el que yo escuchaba en mi repertorio del móvil.
Al no poder disfrutar al 100% de la música estaba más pendiente de la gente que de mi propio disfrute.
Con el paso de los minutos comencé a dejar de mirar a mi alrededor y concentrarme en el ritmo de la música, en mí mismo, y empecé a sentir que disfrutaba de mi propia compañía aunque estuviera solo.
Sin embargo, en cuanto cogía la cámara para grabarme en algún momento otra vez volvía a sonrojarme.
Entrada la segunda mitad del concierto, la noche fue a mucho mejor y disfrutaba aún mas pese a no estar del todo desinhibido. Demasiado bien me sentí para algo tan nuevo que he hecho como es ir solo a un bar.
Como siempre los improvistos forman parte de las aventuras y en el mejor momento de la noche el móvil se apagó.
Culpa mía de no haberlo cargado claro, así que no pude grabar el resto. Lástima porque ya estaba más «suelto» para grabar.
Al final, me quedé todo el concierto y salí de aquel lugar con una sensación agridulce por el vaivén entre el disfrute y la vergüenza y también no poder haber grabado mas ante el temor a la sensación de ridículo y el apagón del móvil.
Y tú, ¿ya has hecho algún plan solo/a? ¡Cuéntamelo en los comentarios! 😄
Deja una respuesta