


¿Cuál es el desafío?
Conducir la moto con la que me caí la primera vez que la cogí (agarré para algunos países latinoamericanos. Me gustan las motos pero no tengo motofília 😂)
¿De qué estás asustado y por qué?
De perder el control, volver a caerme al suelo y esta vez con fatal resultado.
¿Qué tal ha ido la experiencia?
La primera vez que fui en la moto de la foto me caí al suelo
Estaba en un garaje con mi padre y me dijo ¿quieres cogerla?
Subida a ella mi mente estaba imaginando las formas en que podía cagarla y liarla en el garaje. Dejé que la sensación de miedo invadiera todo mi cuerpo
Dí un poco de gas y al llegar al final del garaje tenia que girar. Al primer giro cerrado y a tan baja velocidad empecé a sentir que la parte derecha pesaba demasiado y se caía.
«Mierda», pensé, «No, no, no, NOOOOOOO». Me fui con ella al suelo y sólo mis reflejos consiguieron aguantarla lo máximo posible como para que la caída fuera muy suave y apenas el reposapiés de plástico se separó. Nada más.
Yo estaba bien, la moto estaba bien pero estaba tremendamente avergonzado, me había caído con la moto y mi padre lo vio todo…
Hace algunos meses me saqué el carnet «A» y volví a subirme a ella.
Volví a conducirla con miedo, pero esta vez, era yo quien conducía, no mi miedo. Cuando me caí, en la primera, era mi miedo quien sujetaba los mandos y mi mente no estaba en situación de manejar la moto, ni saber reaccionar, ni disfrutar.
Mi miedo ganó la batalla la primera vez, pero la segunda estaba más «consciente», la conducía con miedo, pero no desde el miedo. E ahí la diferencia.
La conducía y las reacciones eran bruscas, toscas y los giros se me antojaban complicados. Pero esta vez yo dije «Tsssss eh moto! tu y yo no nos gustamos ahora mismo, pero voy a hacer todo lo posible para que nos llevemos bien»
Mi mente estaba en situación, era capaz de corregir los fallos y si me hubiera caído me hubiera vuelto a levantar y decir «aquí sigo, voy a manejarte hasta que sepa» (la primera vez solo quería desaparecer y no volver a montar en esa moto)
La primera vez el temor, la duda y la vacilación eran quién pilotaban. La segunda era yo con temor, dudas y vacilación
La paradoja del miedo
Y ahora, meses después y gracias a mi padre, porque la moto es suya, ha sido el motor de algunas aventuras curiosas, y sobretodo, de aprendizaje y experiencias que, de no haber vuelto a subir, no habría vivido.
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